jueves, 14 de agosto de 2008

La historia de mi vida...





Libertador & padre de la patria

Nací en chillan, el 20 de agosto de 1778. Mi padre fue Ambrosio O’higgins, coronel irlandés al servicio de España, mas tarde fue gobernador de chile y virrey del Perú; y mi madre, Isabel Riquelme de la Barrera y Meza, perteneciente a una importante familia.
Fui bautizado en 1783 en la iglesia parroquial de Talca, dejando constancia de que era hijo de Ambrosio y de una “señora principal del obispado de Concepción.
Mis padres nunca se casaron debido, a que mi padre pensaba que esta decisión podría afectar su carrera administrativa. Sin embargo, esto no implico que se olvidara de su vástago.
En mis primeros años, fui confiado por mi abuelo materno, así mi nacimiento y crianza se mantuvieron en secreto. Mi madre, entre tanto, se caso con Simón Rodríguez, matrimonio del que nació una hija, Rosa Rodríguez Riquelme, que mas tarde fue conocida como Rosa O’higgins.

Mi infancia y primeras Letras

En 1786, mi padre Ambrosio O’higgins fue nombrado intendente de concepción. Así es que preocupado de que el rumor de que me poseía como un hijo bastardo en chillan pudiese afectarlo políticamente, decidió trasladarme a Talca.
En esta ciudad, viví en casa de un amigo de mi padre, Juan Albano, quien no solo se preocupó de mi cuidado, sino que también me acogió con cariño, como parte de su familia.
En 1778, mi padre fue nombrado gobernador de Chile y otra vez empezaron los comentarios sobre mí. Por ello, decidió internarme en el colegio de Naturales de Chillan, donde recibí una buena educaron católica. Además, era visitado con frecuencia por mi madre, que se había enviudado

Mejor Educación

Cuando tenía 12 años, mi padre pidió a su amigo Tomas Dolphins que me envió a estudiar a Lima (Perú) y me dejaba a carga de otro amigo suyo, Juan Ignacio Blanque. Aquí, en primera instancia, fui matriculado en el Colegio del Príncipe, que se dedicaba a la educación de los hijos de la nobleza inca. Luego me trasladaron al convictorio de San Carlos, establecimiento destinado a la aristocracia limeña.
Allí permanecí cuatro años, hasta que el nombre de mi padre empezó a soñar como futuro del Perú. Esta seria la gran culminación de un extraordinario desempeño al servicio de la corona y, por lo tanto, nada debía empañar este ascenso. Así es que mi padre resolvió mandarme a Europa, para que continuara con mis estudios en Inglaterra. En 1794, fui embarcado hacia el puerto español de Cádiz, punto de entrada a Europa.


Entre mi hacienda y la política

Luego de hacer un viaje a lima, relacionado con lo sucesión de mi padre, me consagre a la mejora y explotación de mi hacienda (San José de las canteras), con excelentes resultados. Aunque me dedique mayoritariamente a mis labores de agricultor, no abandone mi propósito de difundir el espíritu revolucionario.
Residí alternativamente en concepción, los Ángeles y en chilla. En todas estas ciudades forme grupos de jóvenes sobre los que ejercía gran influencia por mi cultura europea y por el enorme prestigio de que había gozado de mi padre en esa zona.
En concepción, tome contacto con Juan Martínez de Rosas, quien había sido asesor de mi padre y era uno de los pocos lectores ilustrados en chile. En 1804 fui nombrado alcalde de chillan y en 1806 maestre de campo de la misma ciudad.


La primera junta de Gobierno

En el contexto e los sucesos ocurridos en España, el 18 de septiembre de 1810 se formo en chile la Primera Junta Nacional de Gobierno, con Don Mateo de Toro Zambrano a la cabeza. En este momento iniciaba mi participación activa en la política ofreciendo mis servicios a las juntas.
En 1811, llamaron a la elección de un congreso Nacional y fui elegido diputado por los Ángeles. El 16 de noviembre de ese mismo año, Don José Miguel Carrera dio un golpe y formo una Junta en la que me nombro vocal. Pero debido a las discrepancias que tuve en los procedimientos de carrera, me retire de la Junta y volví a mí hacienda en el sur. Incluso pensé en irme a Buenos Aires, pero las noticias del desembarco de tropas realistas enviadas por el virrey, me hizo cambiar de opinión y me junte con Carrera en Talca.


Primeros Enfrentamientos

En enero de 1813, desembarco en Talcahuano una expedición comandada por el brigadier Antonio Pareja. Esta había sido ordenada por el virrey del Perú con el objetivo de someter la agitación patriota.
En abril, sin encontrar mayor resistencia, Pareja ocupo concepción y avanzo hasta chillan. Estas acciones alarmaron a los patriotas, generando los primeros combates con los realistas en las batallas de Yerbas Buenas, San Carlos y El Roble. Esta ultima podría haber resultado un desastre pero si no hubiese sido por mi valiente actitud, que grite: “¡O vivir con honor o morir con gloria! El que sea valiente, ¡síganme!”. Anime a mis saldados.
El prestigio que adquirí y la creencia de las derrotas patriotas se debían a la impericia de Carrera, provocaron su destitución como general en jefe del ejército y yo fui su reemplazante.



Mi ejército

Mientras los realistas reconstituían su dominio en chile, en Mendoza, San Martín me proponía formar una fuerza militar capaz de abatir a los realistas en chile y continuar hacia el Perú para acabar con el poder del virrey. Solo de esta manera seria posible una liberación total, y por eso empezó de inmediato la organización y preparación del ejército Libertador.
Durante todo 1815 mis seguidores, junto con San Martin, se abocaron a la tarea de buscar los recursos y los soldados necesarios para conformar este gran ejercito.
Para comienzos de 1817, unos 5.000 hombres se dirigieron a chile cruzando por diferentes pasos la Cordillera de los Andes. Las divisiones que estaban a mi mando, donde cruzamos por el paso de Los Patos y penetramos en el valle de Aconcagua.




Virginia Tobar